COLOQUIO. A 100 AÑOS DEL MOVIMIENTO MURALISTA EN MÉXICO
MUJER CREADORA - MUJER IMAGINADA.
El reto de las muralistas en los andamios
A un siglo de la irrupción del Movimiento Muralista Mexicano, resulta imprescindible hacer una revisión sobre el papel que la mujer artista y lo femenino han ocupado en esta modalidad creativa. El Coloquio invita a reflexionar sobre la trayectoria de las mujeres artistas que lograron hacer suyos los muros, y al mismo tiempo cuestionar las diversas maneras en las que lo femenino ha quedado representado en la obra mural.
Este acercamiento reconoce que, durante gran parte del siglo XX, las mujeres artistas, interesadas en incursionar en esta expresión plástica debieron sortear una serie de obstáculos de una sociedad conservadora que privilegiaba al artista varón.
El caso de las primeras mujeres que superaron este contexto adverso y lograron subir al andamio y plasmar sus imágenes, tiene aún episodios y casos que han quedado en cierta forma invisibilizados por una historiografía del arte que durante mucho tiempo estuvo excesivamente concentrada en el estudio de los grandes artífices masculinos.
La producción mural femenina más conocida es la que se realizó en los años treinta, sobre todo por extranjeras, que llegaron atraídas por el arte mural, quienes al parecer, lograron mayor apoyo y reconocimiento que parecían negados para las mexicanas; aspecto que habría que analizar bajo la lupa de la discriminación y desigualdad.
Algo similar sucedió hacia la cuarta década del siglo XX con el arribo de mujeres artistas en condición de exiladas, que participaron en la producción mural aprovechando los resquicios que brindaron las construcciones encargadas por empresarios españoles afincados en México.
No obstante, el camino tampoco fue fácil para ellas; en ambos casos, mexicanas y extranjeras, tenían que moverse dentro de un contexto dominado por hombres tanto artistas como funcionarios y empresarios, los primeros acaparaban contratos y los segundos privilegiaban la labor artística masculina.
El arte mural hecho por mujeres tuvo su despunte en los años setenta a partir de la ruptura con el muralismo tradicional de corte oficial, ruptura promovida por algunos grupos artísticos que surgieron en esa década, quienes realizaron murales de manera colectiva y mixta. Bajo esta ruta se empezó a gestar una apertura y reconocimiento hacia la brocha femenina, que hasta el momento no se detiene. Su producción se desplazó a espacios abiertos, populares, que anteriormente no habían sido contemplados, realizada en su mayor parte de manera autogestiva, sin grandes patrocinios gubernamentales o empresariales.