Crítica teórica[1]


Alberto Híjar Serrano


Proemio

Al terminar la fase de actualización estética del seminario Crítica de la historiografía del arte moderno en México fue necesario producir la transición a las investigaciones concretas. Para contribuir a superar el pánico escritural y el correspondiente terror teórico-práctico, es que fue producido este documento. Recupera dos tesis fundamentales de Louis Althusser condensadas en los conceptos de práctica teórica y de crítica. El primero procura la dialéctica en lugar de la fatigada separación entre lo objetivo y lo subjetivo. El segundo advierte la necesidad de crisis en los procesos de conocimiento orientados a la transformación tanto del sujeto como del objeto.

Hecho en el año del centenario de Siqueiros, el documento ejemplifica con su figura para deconstruir la ideología dominante concretada en enrarecimientos diversos de las obras y las disciplinas artísticas y políticas. Apunta esta deconstrucción a la dimensión estética como necesidad de apropiación total y plena de universos concretos bajo determinaciones muy diversas. Para salir al paso de la dispersión y del diversionismo, el documento procura precisar las determinaciones dominantes a fin de garantizar la transformación de ideogramas en beneficio del conocimiento pertinente, preciso y riguroso, por entero opuesto al dogmatismo.

El cientificismo y el voluntarismo procuran ser destruidos sobre la base de asumir las determinaciones materiales, objetivas y subjetivas, bajo el dominio de las primeras. El concepto "crítica teórica", usado en el título, se ha propuesto como síntesis alusiva a la puesta en crisis con y por el recurso de la teoría.

Las seis recomendaciones siguientes para la presentación de proyectos de investigación apuntan hacia la tesis que, al menos, hay que describir.

1. La necesidad del proyecto exige describir el objeto empírico y, con ello, el principio de su transformación en objeto teórico. Esto es así por la inevitable selección de las notas descriptivas y su jerarquización, que exige una primera crítica de determinaciones dominantes. Por supuesto, en principio, esto suele fundamentarse en el voluntarismo que exige probar tal o cual tesis histórica y social. Pero es en la descripción donde suele atenuarse esta orientación, sobre todo cuando se consideran notas que contradicen el primer supuesto. Por ejemplo, el fin de la pintura de caballete proclamado por Siqueiros frente a la excelencia de sus cuadros transportables y, en especial, de sus retratos, ese género aborrecido por servil y burgués.

La necesidad de la investigación empieza en situaciones contradictorias y complejas a partir de una descripción desprejuiciada. Es así que la lucha ideológica se concreta en la construcción del propio investigador como sujeto de la investigación interactuante con el objeto. Nada de esto tiene que ver con la toma de distancia sino, al contrario, con el involucramiento de la propia ideología puesta en crisis. Lo anterior no solo se manifiesta en ideas y sus consecuencias esquemáticas, sino también en disciplinas de apreciaciones usuales y aparentemente naturales. Una descripción bien hecha exige tomar conciencia de estos obstáculos y per mite iniciar la construcción propiamente teórica.

Entonces se descubre la necesidad como intersección entre los dominios supuestos y los reales. Esto contribuye a deponer el voluntarismo y a descubrir la complejidad. Tal hace, por ejemplo, Olivier Debroise cuando anota la buena relación entre Siqueiros y el conservador Xavier Villaurrutia, o cuando abre la pregunta sobre el funcionamiento existente de los colectivos siquerianos formados para tareas específicas, luego de las cuales parece que se extinguieron. La insinuación política revela la necesidad de puntualizar el juicio de las personas, las situaciones y la circulación de obras y manifiestos.

La descripción es así un punto de partida para sustentar la necesidad de la investigación, la superación de los prejuicios personales y la apropiación de los puntos de vista adversos a lo que se quiere, pero no es, al menos de manera absoluta.

2. Para que la descripción no se abra hasta cualquier determinación por privada o pública que sea, se precisa la delimitación. Suele ocurrir que la apertura de la línea de investigación, para usar el nombre policiaco mexicano, conduce a una complejidad extrema donde la claridad prejuiciada inicial se extravía al no reconocer objeto alguno, ni el empírico inicial ni el teórico en proceso de formación, reductible a dudas y conjeturas mil. Tal ocurre con el caso de Colosio, pero también con la filosofía de Althusser, extraviada entre la correspondencia con Lacan, los apuntes autobiográficos, los sondeos en el mismo sentido para descubrir sus raíces católicas, los avatares comunistas antes y después de la segunda Guerra Mundial, en fin, el asesinato de su esposa y sus consecuencias.

Delimitar es tomar posición y decir hasta aquí llegaré y reconozco otros espacios, otros tiempos y otras determinaciones como relevantes. Delimitar es establecer líneas de demarcación ideológicas para fundamentar porque sí o porque no se usa tal o cual nota descriptiva y tal o cual determinación. Por ejemplo, sería deseable acceder al psicoanálisis de los artistas para saber de sus motivaciones profundas, pero a cambio de este recurso, usualmente inexistente, más vale prescindir de la ideología psicologista cuando solo propone influencias y determinaciones más bien imaginarias.

Delimitar no es solo ubicar en espacio y tiempo el proyecto, sino también elegir las determinaciones dominantes a considerar, para de ahí advertir las dominadas. Esto es una introducción a la obra como trabajo, es decir, como réplica práctica a lo vivido por los contemporáneos, pero significado de manera específica por quien nos interesa. En y por la delimitación, es posible plantear las réplicas como motor de la investigación.

3. De aquí la pertinencia. Todo reduccionismo, político o estético, por ejemplo, es el establecimiento de relaciones determinantes hasta reducirlas a relaciones causales. La pertinencia exige el encuentro entre las orientaciones abstractas de la dialéctica, válidas si se concretan en la información de la obra como tal, esto es, sus características técnicas, sus innovaciones y sus redundancias. Antes de afirmar, por ejemplo, que Siqueiros es un farsante porque cambió las fechas de dos pinturas, habría que considerar porqué lo hizo, para descubrir un reduccionismo político en su discurso, exigido de llenar ciertos vacíos artísticos. De ahí un doble efecto: se anula la respuesta en favor de Siqueiros porque sí y se descubre el reduccionismo político en su discurso. La pertinencia en este caso exige la dialéctica entre política, estética y arte, y contradice los afanes reduccionistas de separar y fragmentar estos universos interactuantes.

4. Siempre hay algo que parece externo; ciertas batallas, ciertos decretos, ciertas crisis económicas siempre ausentes de los signos artísticos concretos pero presentes, en ocasiones, en las vidas de los artistas, así sea por su ausencia, como en el caso de Alfonso Michel. Un recurso para introyectar lo externo en lo interno es pensar la creación como réplica. Sobre esta base, el trabajo artístico adquiere una dimensión material y se entiende su carácter práctico, esto es, transformador y socializador de significados apropiados de maneras diversas por los públicos. No puede explicarse esto sin un intento de periodización que explique en qué momento de su vida el artista produce y qué pasaba para hacerla como es. La necesidad de ella tiene que considerar lo que el artista dice, pero no hasta el punto de ignorar su condición ideológica que le impide ver y decir lo que realmente puede ser. Jamás Siqueiros, por ejemplo, analizó sus cuadros de campesinos o de mujeres por su ideología vergonzante frente al cuadro de caballete. Si esto se descubre como propio de un discurso —plástico y escrito— apare ce la exigencia de ubicarse dentro de él, de establecer una fase del proceso total y de asumir cómo hay contradicciones internas, complejidades de negación y afirmación, rarezas y excepcionalidades, que no pueden tener pleno sentido sino como réplicas que dejan de ser externas porque son signos y sentidos de la propia obra, considerada en un momento, en un sitio, en una situación. De proponerse investigar situaciones es cuando la exigencia de periodización aparece desde el título y su primera descripción: un proceso educativo, una tendencia mercantil, una objetualidad nueva, como los libros de arte. En realidad, la situación siempre exige ubicación y ella, a su vez, exige dar cuenta de la formación genealógica, de su concreción definitoria, de sus avatares sociales e históricos.

5. Explicar resulta, así, un proceso abierto a partir de criterios de pertinencia y periodización iniciados como descripción. Éste suele no terminar jamás porque siempre es más rico el objeto material que lo que podemos decir de él. Mas vale asumir que no es primero describir y luego explicar, sino que la dialéctica es ese constante encuentro conflictivo entre lo abstracto y lo concreto, exigido de fundamentación analítica para llegar a conclusiones sintéticas siempre ampliables y matizables. Un sujeto desprejuiciante y abierto, por lo tanto, a la inclusión crítica de posiciones adversas y reduccionistas.

6. La interacción dialéctica entre objeto y sujeto de investigación exige precisión de las fuentes. El criterio de pertinencia tiene que ver con ellas porque delimita hasta dónde es posible llegar, pero también hasta dónde es deseable concluir y observar. Bueno sería acceder, por ejemplo, a los archivos soviéticos del comunismo o a los papeles de Trotsky para saber de Siqueiros y de Rivera peleando en 1934 y 1935, pero este deseo ha de ser sustituido por un límite, en este caso impuesto por la represión. Pero aun cuando ésta no sea evidente o no cuente, la imaginación investigadora tiene que aplicarse a considerar fuentes diversas y no solo las habituales. De aquí puede fundarse la periodización del propio proyecto porque habrá algunas fuentes al alcance y otras no, pe ro podrían conseguirse hasta que llegue la certeza de cuáles sí y cuáles no, lo cual determina un límite más que empírico. Las fuentes son el límite propuesto a los deseos de investigación.




[1] Publicado originalmente en En la Torre. Gaceta cuatrimestral, México, Cenidiap­INBAL, septiembre-diciembre de 1998, pp. 9 y 10.

Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas

Torre de Investigación. Centro Nacional de las Artes, 9.° piso
Río Churubusco no. 79, Colonia Country Club, C.P. 04220, Alcaldía Coyoacán, CDMX

Tel.   55 4155 0000 Exts. 1114 y 1120
cenidiap@inba.gob.mx; cenidiapsubdir@cultura.gob.mx

© Cenidiap / INBAL 2024