Nacido en 1921, en Taxco, Guerrero, Amador Lugo tuvo su primer contacto formal con el arte en las Escuelas de Pintura al Aire Libre.
Fue, ante todo, un artista del paisaje. Sin intentar jamás imitarlos, siguió las huellas de otros paisajistas, como Eugenio Landecio, José María Velasco o el Dr. Atl. En algunos momentos de su producción habrá de caminar casi de manera paralela a contemporáneos y amigos suyos: Manuel Echauri, Angelina Beloff, Luis Nishizawa y Raúl Anguiano. Creador convencido de lo que hacía, no estuvo dispuesto a detener su marcha en ningún momento. Su obra logró llamar la atención de críticos como Jorge Juan Crespo de la Serna, Enrique F. Gual, Margarita Nelken, Antonio Rodríguez, Raquel Tibol, Teresa del Conde y otros. Sin embargo, tenemos todavía una deuda con su persona y su obra para valorarlas en su justa dimensión.