Los procesos industriales y la tecnología bélica, de acuerdo con Estrella Carmona, representan la crueldad, la codicia, la aniquilación, la desgracia y la muerte indiscriminada; se trata de verdades invisibilizadas por la ilusoria apariencia de un desarrollo generado desde el ámbito tecnocrático y trasnacional.
Con Antonio Luquín, por su parte, nos enfrentamos al apocalipsis urbano, al fracaso de la modernidad y de las políticas de urbanización. Nuestra ciudad es cada vez más caótica, hostil e inestable. La ausencia de habitantes, el vacío y las ruinas, son elementos que adquieren especial significación en su pintura, para aludir a la presencia de fuerzas y formas que intervinieron en lo que fue construido por la voluntad humana y que ahora se hallan en el ser de lo destruido.