Isabel Villaseñor recorre este texto como un fantasma, como una presencia ausente que se debate por encontrar, a través de múltiples expresiones artísticas, una forma, sea el trazo escrito, la voz, la talla, el grabado…
Las autoras de este ensayo transitan su vida y su obra siguiendo el discurrir de su palabra, eco de la voz de su abuela paterna, la otra Isabel; los ritmos de su voz hecha grito y presencia de la otra abuela; la desesperada búsqueda de una imagen, la propia, que talla en madera, que graba… para ausentarse en un rostro que no halla sus rasgos más que en la amenidad de su propia imagen capturada por los otros: en el cine, transformada en “María”, esencia de la mexicanidad; en la fotografía hecha eternidad.