El sitio histórico del Alberto Híjar es la ubicación del dato. Lugar heteróclito aunque fértil y de numerosos hilos. Una genealogía y, también, un cierto marxismo. Un marxismo afortunado, porque Híjar ha contribuido al no lugar; a ubicar exactos racionalismos no dialécticos, y la fuerza exacta de la dialéctica para encontrar recursos de la dimensión estética y los signos que concretan. Fuerza de una semiótica también presente en su marxismo y de una semiótica no por la semiótica misma, sino por el valor teórico de que los signos pueden llevar a la liberación y transformación del capital.