El desnudo femenino, ese milenario objeto de deseo, es pensado desde un ejercicio “gineceo intelectual” de la posmodernidad en la que nada es verdad y todo es posible. La autora entra como de puntillas en un escenario por mucho tiempo
prohibido y establece un diálogo entre mujeres: las artistas, los desnudos representados y la que mira. La pregunta que está en la raíz del trabajo es la de si existe una forma propiamente femenina de expresión artística y, en particular, si las artistas miran y expresan de manera distinta el cuerpo desnudo de la mujer. La bibliografía sobre el desnudo femenino es tan abundante como su tratamiento por parte de los artistas, mayoritariamente hombres. Sin embargo, es muy escasa cuando de mujeres mirando a las mujeres se trata. Este texto contribuye a llenar esa laguna que es casi un océano.