Pretender narrar la historia del arte mexicano es a todas luces un ejercicio de simplificación; ejercicio teórico que, dentro del gremio del arte, les gusta practicar a estudiantes, maestros, académicos, historiadores, estetas, cronistas, periodistas culturales, coleccionistas y aficionados. El presente ensayo es una aproximación al tema desde la experiencia de la autora como intelectual pop, como ella se define, y periodista cultural: “me convence una perspectiva sociologista cercana a Juan Acha, con la intención de desmitificar las obras y, con ello, el sistema capitalista que idealiza al objeto, así como analizar el proceso artístico en su conjunto y complejidad: producción, distribución y consumo”.