La labor de este artista ha sido conocida ampliamente por las litografías de México y sus alrededores y el Álbum del Ferrocarril Mexicano. Pero a fines del siglo XIX, a pesar de que su obra se propagaba, como creador empezó a caer en el olvido. Algunos especialistas y coleccionistas en nuestro país ya habían advertido la importancia de su trabajo, pero fue hasta 1968 cuando se le revaloró con la realización de una exposición que recuperó la amplitud y el proceso de su inédita producción, presentándola dentro del Programa Cultural de la XIX Olimpiada en México, en el Palacio de Bellas Artes.